viernes, 16 de julio de 2010

El placer de la carne...



Me declaro adicto a la grasa, pero no a la de los tacos de tripa gorda o suadero, sino a la grasa corporal que ostentan algunas gorditas. No sé si mi gusto pueda ser resultado de una retorcida necesidad por comer carne, temo que mi deleite por meterle mano a las gordas sea un trauma de niño porque mi madre sólo me daba de comer verduritas. Se me pone dura la reata al pensar en cómo mi mano recorre esos excesos de pliegues carnosos, el placer es tanto que incluso antes de penetrar a mi carnosa compañera se me salen calientes chorros de semen. Mi locura por las gorditas va en aumento, cada vez siento un placer más incontrolable cuando meto mi brazo entre sus nalgotas aguadas, ese momento es indescriptible, es como ir al paraíso de los carnívoros.

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