miércoles, 13 de julio de 2011

Soldado: ¡Firmes!


Tengo cincuenta y cinco años y temo que mi miembro ya no funcione igual, pues tengo mucho tiempo que no lo uso más que para orinar. Mi esposa murió hace ya algunos años y yo me he dedicado todo ese tiempo a honrar su memoria. Desde que ella quedó rígida al lado mío mientras dormíamos me prometí que no fornicaría con ninguna otra mujer y lo he cumplido hasta hace poco, que se me ha metido en la cabeza y hasta en las entrañas mi vecina Julia. Ella es una mujer que con cariño se ha ganado mis sonrisas y yo cada vez que la veo siento que se me incendia la entraña, es decir, que se me para el pene. Y aunque siento firme mi erección no sé con certeza si podré cumplirle en la cama, pues temo que mi falta de práctica ocasione que a la hora de la hora mi soldado pierda la firmeza.

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