jueves, 17 de septiembre de 2009

Allá en la fuente...

Soy Alberto y me encanta masturbarme, desde que tengo uso de razón le jalo el pescuezo al ganso para sacarme toda la maldad del cuerpo.
Me la estimulo tanto que tengo el brazo derecho más ponchado, es tan musculoso que incluso bromeo con mis cuates sobre que mis conejos están tan grandes pues a diario le doy de comer leche a los gatos.
Me encanta la pornografía, no hay película para adultos que no haya sido vicenteada por mis oclayos, ni nalguita que parezca en la pantalla que no haya logrado arrancarme una buena erección de la de sin hueso.
No soy un hombre que se reprime, si tengo la necesidad de revivir al caído, busco un lugar íntimo para reanimarlo y ponerlo a trabajar hasta que escupa todo su veneno. Un día en el baño de mi casa antes de eyacular se me ocurrió que el semen puede ser utilizado como proyectil y fue entonces que empecé a apuntar mi chorro a blancos fáciles como el bote de basura o el lavabo. Así empezó mi obsesión lechosa.
Casi siempre después de hacer el paso de la muerte el setecientas venas hace presente su viscoso líquido y es en el preciso momento en que me pongo a pensar cual será el siguiente objetivo a llenar del aguado liquido mocoso. Es muy divertido apuntar y tratar de disparar mi semen, la posibilidad de acertar en el blanco me hace más placentero mi orgasmo de mi amigo patas de bola.
Cada manuela me representa una nueva aventura de tiro al blanco, cada vez pongo objetivos más inalcanzables, lejos de todas mis posibilidades físicas. Siento gran placer al ver que mi semen puede legar muy lejos, a lugares nunca antes imaginados.
Un día me propuse hacer una faena muy rifada y decidí que era hora de probar mi semen no lo iba hacer de la manera habitual con la yema de mis dedos, mi meta era que de una eyaculada a propulsión a chorro llegara mi leche hasta mi boca...y lo logré.
Ahora estoy enfocado en metas más grandes para mi mecos, primero quiero que lleguen hasta mi cabeza, después a la lámpara y posteriormente al techo y mucho más. Quiero empezar a derribar soldaditos de plomo como si los baleara, muero en ganas de batirlos en fluidos cual si mi semen fuera una lluvia de plomo.
Tengo planes grandes para mi esperma, estoy investigado que se necesita para entrar al libro de récord Guinness, pues no creo que haya en el mundo esperma tan potente como la mía.

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