miércoles, 24 de agosto de 2011

Pescadería...


Después de cada encuentro sexual en mi cuarto me da por acumular tesoros, y no porque le quite sus preciadas joyas a mis amantes, sino porque echo detrás del ropero los calzones húmedos que utilizo en la faena sexual. Esta manía ya me ha comenzado a mortificar, pues mi habitación ya huele a prostíbulo. Acumular los olores fuertes de mi intimidad atrás del mueble de mi recámara ha hecho que el ambiente huela a sexo sin ventilar. Uno que otro de mis amantes ha huido de mi cama, pues ha quedado impactado con el olor que se percibe en mi lecho, y me han dejado bien caliente y mal atendida. Yo, muy a pesar de eso, me niego a desenterrar mis trofeos. Quiero seguir acumulando, deseo desenfrenadamente que el olor a bragas usadas me ahogue. Incluso prefiero comprarme nuevos calzones que sacar los de atrás del ropero, pues ya no tengo ropa interior que ponerme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario