jueves, 9 de febrero de 2012

Futbolera...

Soy Ariadna y creo que he enfermado de lujuria. Todos lo días, después de ir al mercado, me paso a la cancha de futbol rápido a verle las piernas a los hombres que ahí se disputan el balón. Hay extremidades de todos los tamaños y a mí me gusta admirarlas detenidamente de arriba abajo, aunque el dueño de ellas tenga tremenda panza chelera. Me ha ocurrido que algunos de ellos tienen cuerpo de tinaco y cara de arrepentimiento, pero tremendas piernas labradas a mano, como las de las esculturas griegas. Mojo mi pantaletita al ver cómo esas anatomías se rozan entre ellas al tratar de disputar el balón para meter gol, me excita tanto ver cómo se marca sus músculos que solo pienso en frotar mi clítoris en ellos. Es inofensivo pasar horas admirando las patotas de los jugadores, solo miro, no toco, pienso que con mi fantasía no daño a nadie, aunque Raúl, mi marido, ha empezado a sospechar que le pongo el cuerno, pues en repetidas ocasiones ha llegado a comer a la casa y yo no tengo hechos ni el quehacer ni la comida.

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