jueves, 9 de febrero de 2012

Son tus perjúmenes mujer...

Soy Silvino y creo que tengo un problema bien cañón. Mi esposa, Martha, tiene desde hace años un negocio de lavandería y mis vecinas le llevan sus prendas más íntimas a lavar, pues le tienen mucha confianza. Un día que me ofrecí a ayudarla en su labor, mientras sacaba la ropa sucia de los costales pude percibir un fuerte olor íntimo, en el aire circulaba aroma a bragas y, sin pensarlo mucho, me llevé una delicada prenda hasta la nariz para olfatearla del todo. Se me paró el miembro inmediatamente. Desde entonces me he ofrecido a ayudar a mi mujer los sábados que me toca descansar en mi trabajo, y sin que se dé cuenta yo aprovecho el momento para hurgar entre la ropa sucia de las vecinas para darme mis toques de olor. Ya soy tan experto en aromas que incluso creo que puedo distinguir la íntima fragancia de cada una de mis vecinas cuando pasan caminando frente al negocio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario