martes, 1 de noviembre de 2011

Chueco


Tengo veintinueve años y creo que soy un asesino en potencia, las mujeres se quejan de mis movimientos en la cama, pues mi reata las lastima al borde de hacerlas llorar... porque la tengo chueca.
Llevo algunos años tratando de encontrar a la mujer que le guste mi chilín chueco, hasta ahora no he encontrado a la fémina que acepte gustosa mi miembro inclinado, todas acaban adoloridas y sin ganas de volver a tener sexo conmigo.
Mi pene está chueco desde nacimiento y, según por lo que recuerdo que me dijo mi madre cuando era pequeño, esta inclinación no me tendría que traer problemas, claro que mi madre santa qué iba a saber si nunca lo vio completamente erecto y, por ende, completamente chueco.
La inclinación de mi miembro es increíble, cuando está completamente duro parece una señal vial de curva pronunciada. Yo no tengo dolor alguno ni molestia con mi miembro, incluso cuando me masturbo me encanta imaginar que él me abraza la mano en señal de cariño.
Me estoy convirtiendo en un ermitaño del sexo, pues prefiero jalarle el pescuezo al ganso que metérsela a alguna mujercita. Mi peor pesadilla es que mi miembro vaya a matar a mi compañera de cama perforándole los intestinos, sufro al imaginar mi chile lleno de sangre del asesinato.
Estoy tan desesperado que incluso he llegado a pensar que las mujeres no son para mí, no quiero destrozarle la vagina a alguna inocente calenturienta y que por mi culpa no pueda llegar a convertirse en madre.
La cosa no para ahí, pues estoy tan desesperado por lo chueco de mi pene que incluso he llegado a pensar que mi reata fue hecha para machines; sí, he pensado que tal vez si se la meto por el ano a algún quebradito pueda que no ocasione tanto daño, tal vez mi destino es ser un soplanucas.
En la actualidad tengo cuatro meses saliendo con Carla, es una muchacha buena que conocí en la parada del camión; me he enamorado como colegial, me late mucho su forma de ser y mucho más su cuerpo, deseo recorrerlo con mi lengua y darle todo el placer que se merece.
Ya hemos fajado una que otra vez y ella ha sentido mi reata por encima del pantalón; yo estoy enloquecido de caliente y sólo pienso en llevar a Carla a mi departamentito para sacarla y metérsela con todo y bolas. Pero tiemblo de miedo al imaginar que la lastimo o, peor aún, que la mato de tantas encajadas de chile chueco que le doy.
Gaby, necesito desesperadamente un consejo: ¿qué hago? ¿Mi camino será el celibato o convertirme en un asesino de vaginas, o ya de plano en un empujafrijoles de machines?
Roberto

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