martes, 22 de noviembre de 2011

Culpa...


Soy una fornicadora exprés: siempre después de parchar me suelto a llorar a moco tendido del puro remordimiento. Soy joven y no de malos bigotes, tengo mis buenas nalguitas y mis bien proporcionadas tetas, armas listas para seducir a hombres calientes. Aunque mis encantos nunca fallan, sí lo hacen mis sentimientos después de fornicar, pues inmediatamente de que tengo el orgasmo más rico del universo me suelto a llorar por la culpabilidad. Mi chillido es tan intenso que incluso muchos de mis compañeros sexuales se sientan a mi lado a abrazarme ofreciendo disculpas, pues creen que su miembro me ocasionó algún daño interno. No tengo cara para explicarles que su miembro no es de dimensiones extraordinarias y que su desempeño deja mucho que desear, no tengo las palabras para explicarles que se me salen las de cocodrilo porque los orgasmos me producen tanto placer que me siento culpable, no merezco gozar de esa manera. Ana

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